"Una muestra fundacional" Editorial del Ing. Agr. Héctor Huergo en Clarín Rural del 12 marzo 2016

 

Lo que ocurrió esta semana en Expoagro perfora la epidermis del campo y la onda expansiva difundirá por toda la economía y la sociedad. El país arranca de nuevo, y nuevamente a partir del agro. Como después de cada crisis.

    

Mientras la ciudad sigue entretenida con sus mezquindades, los del campo ya se lanzaron. No necesitaban mucho, pero lo tuvieron: el nuevo gobierno celebró sus 90 días con la presencia del presidente Mauricio Macri, su ministro de Agricultura Ricardo Buryaile y la gobernadora de la provincia de Buenos Aires María Eugenia Vidal, cortando la cinta inaugural de Expoagro.

    

En este período cumplió con todo lo prometido, que era básicamente sacarle las manos del cuello. Fue mucho más allá. En el discurso, donde la agroindustria fue ganando más espacio conceptual (“no es el combustible sino el motor de la economía”). Y la gestión

Expoagro cumplía 10 años. Nunca, en esa década, había contado con la presencia de un presidente de la Nación. Ahora no sólo fue a inaugurarla, sino que lo hizo desde un inédito stand del MinAgro y todos sus organismos, como el INTA y el Senasa, ubicados en el ingreso mismo de la muestra.  Con despliegue espacial y contenido profundo. Y, sobre todo, con la presencia permanente de los más encumbrados funcionarios, atendiendo el desfile interminable de directivos de entidades, intendentes y productores inquietos.

   

Y no todo fue el MinAgro. El Banco Nación aprovechó la bolada para un esperado relanzamiento. Su titular, Carlos Melconián, instruyó a la línea y salieron créditos a tasa hoy muy razonable (13%).  Aluvión de operaciones, más de 400 al cierre de esta edición de Clarín Rural, faltando un día y medio de exposición. Altos directivos de compañías de primera línea, escaldados de tanto deambular mendigando líneas, no podían creer que ahora los funcionarios del banco fueran a los stands ofreciendo créditos.

    

Lo mismo el Provincia. La banca privada, que siempre estuvo y cada vez más sola, ya no queda a la intemperie, atajando más allá de sus posibilidades.

    

Rápidos de reflejos, muchas empresas que no pensaban estar presentes, contrataron stands a último momento. Entre ellas, alguna de las más encumbradas compañías internacionales. Confiesan que tuvieron dificultades para convencer a sus casas matrices, agobiadas por la fuerte caída de la actividad a nivel global.

    

Ahora, están convencidas de que el agro argentino es el único que va a sacar las papas del fuego. Los años de inanición produjeron un atraso en la incorporación de tecnología y la renovación de equipos. Ya advierten que hay que estar preparados para barrenar la ola.

      

Desde la más nueva entre nosotros, Agrale, tractor oficial de Expoagro, hasta la tradicional JD, que anunció el inicio de la fabricación de una nueva línea de tractores.

    

La onda vibra en las grandes especialidades argentinas. Los fabricantes de silo bolsas se relamen. Saben que la cosecha subirá 20 millones de toneladas en la próxima campaña (8 más de trigo y 12 más de maíz). No hay cómo atajarlas.  En un rubro donde todo parecía ya realizado, aparecieron nuevos extractores de altísima capacidad (prototipo de Palau). En sembradoras, se sumaron desarrollos que atienden la nueva problemática de malezas resistentes (Baumer/Indecar). En pulverizadoras, profusión de botalones de carbono, cada vez de mayor ancho de labor.

    

Syngenta, que nunca había estado antes en Expoagro, exhibió en un potente stand todo el camino de la semilla profesionalmente tratada, con el debut de un equipo móvil (bautizado como “la mulatona”) que facilitará el acceso a esta tecnología, reduciendo costos.

    

Nidera, celebrando los 20 años de la soja RR, un hito clave en la Segunda Revolución de las Pampas. Que ahora, ya sin el pie en la puerta giratoria, muestra a pleno sus signos vitales.

    

El país lo necesita.

 

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