"Comunicar es la tarea" nota de Iván Ordoñez y Sebastián Senesi en Clarín Rural del 01 Noviembre 2014

El décimo aniversario de ACSOJA, la asociación que agrupa a todos los actores de la cadena de la soja es, como todo aniversario redondo, una excelente oportunidad para realizar un balance. Fueron 10 años tremendamente exitosos para el cultivo, a pesar de todo. Se estima que ligados directamente a la cadena de la soja hay alrededor de 277 mil personas. Son 277 mil voceros potenciales de este éxito colectivo. Acá va una ayuda memoria.

 

Propulsada en una demanda de países emergentes y habilitada por el paquete tecnológico y organizacional, el área agrícola argentina se expandió en casi 10 millones de hectáreas y el 84% de esa expansión fue la soja. Contrariamente a lo que cree la población, la expansión se concentró en la zonas agrícolas tradicionales, como la Buenos Aires y Córdoba (75% del incrementó), mientras que todo el norte argentino representó solo un 16%.

La incorporación de tecnología por parte de la cadena fue intensa. Hasta 2002, se habían inscripto en el INASE solo 317 variedades de germoplasmas y solo un evento tecnológico: la RR. Desde 2002 a esta parte se registraron 417 de variedades (un 45% más) y 4 eventos transgénicos que avanzan en la batalla sobre malezas e insectos. A esto se suma la inversión en fertilizantes, que duplicó el índice de reposición de fosfatados, principal nutriente que demanda la soja alcanzando el 60%-70%.

No todo fue hardware, también hubo mucho software. Asociaciones técnicas como CREA y APRESID incrementaron sus socios y sus congresos son parada obligada, Expoagro creció hasta convertirse en una institución. Además muchas compañías profesionalizaron sus cuadros dando lugar al nacimiento de Maestrías en Agronegocios donde la UBA hizo punta.

Estas mejoras de hard y soft hicieron que el rinde nacional medio creciera un 0,7% cada año desde 1990. En provincias como Santa Fe lo hizo al 1,4% anual.

No solo en la producción agrícola se invirtió, los silobolsa (que se exportan a todo el mundo) permitieron más que duplicar la capacidad de almacenaje, el complejo logístico se armó de camiones para una cosecha gruesa que suele superar las 70 millones de toneladas y la capacidad instalada de molienda sumó en 10 años 30 millones de toneladas, casi el doble.

Sin embargo el desafío para la cadena es monumental. No se invirtió en red vial, menos del 10% de las rutas nacionales que surcan la provincia de Buenos Aires están en doble calzada, un pecado que espanta a una cadena que aportó en estos 10 años 45 mil millones de dólares a las arcas fiscales. Si un kilómetro de ruta ronda el millón de dólares con el 10% de esa recaudación cada metro de ruta nacional sería autopista. Por otra parte, los accesos a puertos están colapsados y los altos costos de fletes para distancias largas han desconectado al NOA de los puertos. El costo logístico global aumento en términos reales un 35% de acuerdo con el CIPPEC.

A estos desafíos se suman la aparición de malezas resistentes al glifosato y los bajos índices de reposición de nutrientes que amenazan una rentabilidad ya comprometida. Es clave remarcar que una cosa son bajas de precios y otra son las retenciones de un 35% y los retrasos en la devolución del IVA Crédito, el cual captura según proyecciones optimistas más de un 60% del margen bruto del productor.

Si el sector se aísla corre el peligro de generar temor en la población y por lo tanto motivar políticas públicas que le resten dinamismo, en vez del apoyo para alcanzar todo su potencial.

Como dice la canción, comunicar es la tarea.

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