"Mujica resaltó el impacto de la siembra directa en la economía uruguaya"

El Presidente aseguró que en los doce años en que se practica la técnica en soja, el país dio un salto y se volvió más productivo, no solo en agricultura sino también en ganadería.

El Presidente del Uruguay José Mujica aseguró que en los 12 años en que se practica la siembra directa de soja el país dio un salto y se volvió más productivo, no solo en agricultura sino también en ganadería. Saludó a quienes utilizan esa técnica, pese a no desconocer algunas dificultades que se superan con voluntad humana, y no actúan como el perro del hortelano, pues es una actividad fundamental para la balanza de pagos del país.

En su audición semanal por Radio Uruguay, el mandatario se refirió a la siembra directa de soja, cuestionada en algunos casos, cuya cosecha se realiza en la actualidad. Aprovechó la oportunidad para difundir más este proceso de producción, entender su alcance y conocer un poco más sobre la naturaleza de nuestros campos. 
Mujica reseñó que hace unos 12 años, cuando comenzaron a llegar al país algunos empresarios agrícolas argentinos que practican esta actividad, fueron muchas las interrogantes.

“Se pasaba por un campo de malezas, de carqueja, de chirca, y a los pocos días volvías a pasar y estaban los palos quebrados, todo sembrado, y habían dado una fuerte mano de glifosato (agroquímico) y habían aplicado la siembra directa”, recordó. 

“Ante ello, merodearon las dudas y las críticas. La soja no dejaba rastrojos, apenas un polvillo, no incorporaba materia orgánica. Algunos, luego de levantarla, inmediatamente sembraban cebada o trigo como cultivo de invierno, sin dejar reponer nada, y parecía demasiada exigencia”, explicó.

“Eso de no arar más, de no dar vuelta la tierra (…) parecía una negación de la vieja agricultura. Pero poco a poco fuimos aprendiendo mirando para el otro lado del alambrado y en pocos años se masificó sin que nadie diera un curso, copiando y haciendo experiencia”, destacó. 

“Prácticamente la gran agricultura ha desaparecido. Los viejos arados quedaron como piezas de museo y fuimos aprendiendo que era posible sembrar no solo los campos tradicionales sino cuchillas que no podíamos ni pensar en arar, ahora con la siembra directa era posible”, agregó Mujica.

La siembra directa era útil para formar nuevas pasturas. “Aprendimos que esta tecnología era estupenda para las praderas de invierno de pastoreo y para la formación de los avenales”, indicó.

El mandatario resaltó esa acumulación de conocimiento: “Aprendimos rápidamente de los que venían de afuera, lo adoptamos como propio y desarrollamos una tecnología que hoy está masificada en el país”. En este proceso se fue aprendiendo que había que rotar con cultivos de mayor porte de vez en cuando, como maíz o sorgo, un grano más bien de consumo interno.

“Aprendimos que teníamos que hacer esto exigiéndonos buenas cosechas, porque solo el buen rendimiento de maíz o sorgo nos garantiza que incorporamos una masa importante en el sistema radicular de la planta que va a morir, y una parte importante de carbono se incorpora a los suelos para tratar de restañar, en parte, las pérdidas que pudo haber tenido en las cosechas anteriores de soja”, ejemplificó. 
Añadió que se comprobó que se podía sostener la fertilidad y la estabilidad del campo a partir de usar una agricultura cada vez más intensiva e inteligente. 

Críticas

El Presidente Mujica expresó que muchos uruguayos no son conscientes de que este proceso estalló en los 10 o 12 últimos años con la llegada de los agricultores argentinos, que ganaron dinero en nuestro país y que, además, fueron criticados. 

Hubo cambios positivos, aunque “tampoco todo es color de rosa”, manifestó considerando que el progreso humano "viene jalonado de cosas positivas, siempre entreveradas con alguna negativa".

“Es cierto que los campos, por el aumento de la productividad, generaron más valor, que las rentas subieron, y empezó a pasar lo que me dijo un paisano de Colonia: ‘nos están echando con plata’, porque al hacer ofertas irresistibles hubo gente que dejó de trabajar y prefirió vender su potrero. Todo eso también es cierto”, indicó. 

“No menos cierto es que el Uruguay ha dado un salto, a tal punto que nuestro primer artículo de exportación es la soja, que la agricultura se incorporó definitivamente, que la ganadería perdió más de un millón y pico de las mejores tierras, y sin embargo —vaya paradoja— se mantiene en términos generales en sus cifras tradicionales”, apuntó. 

“Esto quiere decir que se preparan más rápido los animales, que hay excedentes de la agricultura que los aprovecha la ganadería. También que la ganadería está cambiando aceleradamente y que las técnicas de la siembra directa van saltando a favor de ella para hacer praderas, reservas forrajeras, etcétera. Todo esto quiere decir que tenemos un país infinitamente más productivo”, reflexionó.

Dijo que existen una multitud de inconvenientes que, para ser vencidos, necesitan voluntad humana. De todas formas, aseguró que no se puede desconocer que todo esto es trabajo y riqueza, no solo para los que realizan la práctica, sino para la balanza de pagos global del Uruguay. Llamó a no ser como el perro del hortelano (que no come ni deja comer). 

“La siembra directa ha significado una revolución en el mundo, tras el aumento de la productividad, y en realidad es tomar la tecnología de los viejos indígenas que sembraban con un palito, pero a partir de métodos modernos. Y aprender que el sistema radicular de una planta, cuando muere, es en el fondo un arado biológico, que tiende a dejar la estructura del suelo como una miga de pan por donde circula el aire y los nutrientes”, reafirmó Mujica.

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