"Si se avanza en la idea de expropiación, el voto de la sociedad no será positivo"

  • Imprimir

Editorial del Ing. Agr. Héctor Huergo en Clarín Rural del 13 de junio de 2020

 

El Gobierno de Alberto Fernández corre el riesgo de tropezar con la misma piedra que en 2008.

Protesta en Avellaneda Santa fe en contra de la expropiación de Vicentin. (Foto: Juan Jose Garcia)

¿Será nomás que el hombre es el único animal que tropieza dos veces con la misma piedra? En estos tiempos conviene ser inclusivos: no es solo el hombre, es también la mujer. Lo peor es cuando lo hacen en tándem.

El presidente Alberto Fernández era jefe de Gabinete del flamante gobierno de Cristina Kirchner, en marzo de 2008. Había asumido en diciembre del 2007, y con la mesa servida. Su antecesor, a la sazón su marido, había subido las retenciones a la soja del 27 al 35%. Los chacareros rumiaron su bronca pero digirieron la medida. Los precios dejaban todavía un margen razonable.

Pero la presidenta se dejó llevar por el canto de sirenas de sus noveles acompañantes en la gestión. Las retenciones móviles parecían un hallazgo maravilloso, que permitirían capturar prácticamente toda la renta derivada de la continua mejora de los precios internacionales. El mismísimo Alberto Fernández, dice la leyenda, dudó. Le preguntó al ministro de Economía (ideólogo de la propuesta) Martín Lousteau: “¿no va a haber lío?”. Le dieron todas las tranquilidades del caso. Fueron para adelante, sin evaluar que los contrarios también juegan.

El resto es historia conocida. Tres meses después sufrían la derrota en el Congreso, tras someter al país a un enorme conflicto. Fue el principio de la derrota que sufriría CFK en las elecciones del 2015, habiéndose comido la caja, con el Banco Central sin reservas, cepo cambiario y festival de ventas de dólar futuro.Ahora la situación era diametralmente opuesta. Pero igual en su primer medida de gobierno, sacan por ley un aumento de las retenciones para la soja y las vuelven a imponer para los cereales (maíz y trigo). Hubo conato de conflicto, pero la dirigencia actuó disciplinadamente: ahora las retenciones son ley. Habrá que dar batalla para que otra ley las remueva, o las convierta en otra cosa. Pero todo pendía de un hilo delgado.En eso estábamos. Y estábamos en algo más. Vicentín, una empresa en la que confiaban prácticamente todos los productores, acopios, corredores, etc (por eso le entregaban mercadería con precios a fijar) y operaba como un banco –con mucha agilidad y mayor agresividad: siempre pagaba un peso más que la competencia--, entró en cesación de pagos. La crisis fue enorme, un listado de 60 páginas con casi 3000 acreedores. La mayor parte, de la provincia de Santa Fe, pero con esquirlas por toda la pampa gringa.Por supuesto, de inmediato todos se abocaron a encontrar una solución. Había varias alternativas avanzadas. Lo más público era la propuesta de un conocido agente comercial, que apuntaba a juntarle la cabeza a todos los afectados del sector granario. Se supo también de una propuesta de un fondo de inversión, al que se había sumado el empresario José Luis Manzano. Estaba latente la compra de algunos activos por parte de Glencore (socia en varios negocios). También se negociaba con ACA (la Asociación de Cooperativas Argentinas), principal acreedor privado, con acreencias por 90 millones de dólares. Es la gran originadora de granos del país. Y ahora se supo que los directivos de Vicentín estaban conversando con YPF Agro.

leer más...