"Hay vida inteligente en la Argentina"

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Editorial del Ing. Agr. Héctor Huergo en Clarín Rural del 27 de enero de 2018

El negocio está cambiando. Los precios agrícolas ya no son lo que eran y todos los actores de la cadena, desde los proveedores de insumos hasta las compañías agroindustriales exportadoras, atraviesan un proceso de profunda reestructuración. Esta semana hubo varios hechos que vale la pena repasar, sobre todo porque hay un hilo conductor que vale la pena resaltar: la presencia de altos ejecutivos argentinos, que hoy ocupan posiciones relevantes en algunas de las grandes transnacionales del agronegocio. Veamos.

ADM, con sede en Chicago y plantas de procesamiento de soja y maíz en Estados Unidos y otros países (no en la Argentina) hizo público su deseo de adquirir Bunge Ltd, nada menos.

Bunge cumple este años dos siglos de vida en el mundo global de los alimentos. Primer hecho casual, o no: el CEO mundial de ADM es Juan Luciano, oriundo de San Nicolás. Y uno de los tres nuevos presidentes de Bunge es Raúl Padilla, ahora al frente de la importantísima operación sudamericana de “Sugar & Bioenergy”.

ADM es la única de las grandes corporaciones del rubro que carecía de operaciones industriales en el país. Si se concreta el deal, se hará de plantas de crushing (T6, en joint venture con la nacional AGD), biodiesel y glicerina.

A propósito, hace pocas semanas la empresa anunció una fuerte inversión en una planta nueva de propilen glicol, un insumo fundamental en la industria alimenticia. Hasta ahora se lo obtenía a partir del petróleo. Ahora, se utilizará la glicerina. Bioeconomía en toda la dimensión del concepto: sustitución de petróleo por fuentes renovables de origen biológico. No hay mejor lugar que el cluster sojero de Rosario.

Pero los contrarios también juegan. Había conversaciones avanzadas entre Glencore, otro gigante, y Bunge. El CEO argentino de esta empresa con sede en Suiza es Sergio Gancberg, otro actor relevante a nivel mundial, que se sienta en la mesa chica del management. Veremos qué sucede…

Mientras tanto, otro argentino daba un campanazo tremendo: Gonzalo Ramírez Martiarena, desde hace un par de años CEO mundial de Dreyfus (con 160 años de vida en el trading de granos y otros alimentos) anunciaba la primera operación realizada con la plataforma de block chain.

Es la primera que incorpora la tecnología que permitirá reducir a la mitad el tiempo de procesamiento de un negocio (pasará de dos semanas a una) reduciendo un 80% los costos de transacción.

La plataforma digital involucra también los procesos de intervención oficial, eliminando papeles y trámites. Dreyfus concretó este primer negocio asociado con dos bancos de Países Bajos y uno de Francia.

El trading de básicos agrícolas como los granos, aceites y harinas proteicas se ha hecho extremadamente competitivo, con grandes volúmenes y márgenes pequeños. Exige la reducción de costos y simplificación de procesos. Y, por supuesto, no hay lugar para países donde pululan nichos de corrupción y ejemplares que ensucian y encarecen la actividad.

En estos mismos días, Federico Trucco, CEO de Bioceres, lanzó la oferta pública de acciones de la compañía. Ya lo hizo en la Bolsa de Rosario y ahora se aproxima el momento del lanzamiento del IPO en Nueva York. La empresa ya tiene convenios con varias de las grandes compañías globales de semillas, para sus eventos biotecnológicos desarrollados en su laboratorio de Rosario. Rizobacter, adquirida hace un par de años por Bioceres, está abriendo operaciones en Francia, Kenya y otros países.

En la era de la inteligencia artificial, podemos decir que –más allá de Messi y Ginóbili-- queda vida inteligente en esta cantera inagotable que es la Argentina de la bioeconomía.