"El campo y la economía circular"

  • Imprimir

Editorial del Ing. Agr. Héctor Huergo en Clarín Rural del 3 de diciembre de 2016

Por distintas vertientes, el meridiano agrícola pasa esta semana por la Bolsa de Cereales de Buenos Aires. La entidad, nacida en 1854, es la más antigua del país. Pero el miércoles pasado fue la sede de un baño de siglo XXI: en el señero Salón San Martín se desarrolló un atrapante seminario sobre biomateriales, coordinado por la secretaría de Valor Agregado del Ministerio de Agroindustria. Y para mañana, la Bolsa celebrará la cosecha 2016/17 convocando a la primera Maratón de las Buenas Prácticas Agrícolas. Todo tiene que ver con todo. Veamos.

  

Hace 35 años, me convocó la Cámara de la Industria Plástica para dar una conferencia sobre el uso de plásticos en la agricultura. Yo venía muy entusiasmado por el creciente desarrollo de tecnologías que tenían que ver con el polietileno y otros materiales que sustituían a la chapa de acero o aluminio. Tanques de fibra de vidrio, envases de agroquímicos, caños de riego (mangas y goteo). En las exposiciones de Europa y Estados Unidos se veían cada vez más los tachos de sembradoras en polietileno rotomoldeado. Los invernáculos de vidrio migraban al film transparente, con resistencia a los rayos ultravioletas. Aparecía la bolsa para forrajes, o mantas para tapar silos, el film stretch del silopaq, etc.

  

Recuerdo que hablé de todo esto y los propios industriales de la cámara se mostraron, en general, incrédulos. “Son tecnologías caras para la Argentina”, fue la visión predominante. Algunos la vieron.

Los escenarios cambian. Hoy la Argentina se convirtió en el líder mundial en varias tecnologías que tienen que ver con la industria plástica. El caso más rutilante es el del silobolsa, donde el país es el referente en la extraordinaria solución del envase flexible. Esto arrancó hace quince años. La líder local (Ipesa), abastece más del 50% del mercado interno pero además exporta ya a 40 países, resolviendo los problemas de almacenaje que arrasan con los alimentos de los pobres. Sumando a otros fabricantes locales, el silobolsa se ha convertido en el destino más importante en el país para el polietileno producido en el Polo Petroquímico de Bahía Blanca.

  

Los envases de agroquímicos también migraron al plástico. Ventajas de costos y de logística, pero también un nuevo problema: la acumulación de envases usados. Un tema que fue encarado ya hace años por las cámaras que reúnen a las empresas del sector, con sus campañas de triple lavado, destrucción y posterior reciclado. Un aspecto clave del concepto de Buenas Prácticas Agrícolas, que no solo tienen que ver con las tecnologías de producción que revolucionaron al sector, como la siembra directa. “El Campo hace bien”, es el leit motiv de la maratón de mañana.

  

En el seminario de Bioplásticos, un funcionario del Ministerio de Medio Ambiente habló de “economía circular”, considerando a los envases en desuso no como basura, sino como “recurso”. Así lo ve la gente de ACA, que tiene una planta de elaboración de agroquímicos en Campana, y otra de silobolsas en General Pico. Ahora está levantando una planta de reciclado de ambos “recursos” en Carcarañá.

  

El otro eje, y sin duda el más aleccionador, fue el capítulo destinado a la sustitución de los plásticos convencionales, de origen petroquímico, a los biomateriales. Hay una enorme gama de productos en el pipeline, en algunos casos en etapas iniciales y en otros, avanzadas. Por ejemplo, el PLA (ácido poliláctico) que se obtiene a partir del almidón de maíz, el polietileno a partir del etanol de caña de azúcar o maíz, que ya es producido en Brasil por Braschem. O moléculas mucho más complejas elaboradas a partir de bacterias modificadas genéticamente.

  

No faltará mucho tiempo para que el maíz termine en una silobolsa…de maíz. Economía 360 al rojo vivo.