"Un aire más limpio..."

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Editorial del Ing. Agr. Héctor Huergo en Clarín Rural del 18 de Junio de 2016

Entretenidos con las cautivantes aventuras del señor López, los argentinos –entre los cuales incluimos a los chacrers— no recalaron en una noticia de dimensión mundial. Por una extraña parábola del tiempo, el hecho coincide con los resultados de la saga del convento: la búsqueda de un aire más limpio.

   

Al grano. Nissan Motor Co., Ltd., una de las tres mayores automotrices de Japón, anunció el martes que está completando el desarrollo de un vehículo eléctrico, que obtendrá su energía a partir del bioetanol. En su comunicado de prensa, la empresa bautizó la tecnología como “e-Bio Fuel-Cell”. Se trata de un rediseño de la conocida celda de hidrógeno, que genera electricidad a partir de una reacción sencilla: ingresa hidrógeno puro, que proviene de un tanque de almacenaje, y se encuentra a su paso con oxígeno del aire. La reacción produce agua y corriente eléctrica. Esta va a las baterías y desde allí se alimenta el motor eléctrico. No se envía a la atmósfera otra cosa que vapor de agua. Desideratum.

   

Esto ya está en el mercado. Otra gran automotriz japonesa, Toyota, lanzó en 2014 el Mirai, un modelo realmente disruptivo. El principal problema es la logística del hidrógeno, un gas que debe almacenarse a altísima presión. Cuatro veces más que la del GNC. La recarga es delicada y el tanque de combustible muy costoso. Hemos visto en California un ómnibus a hidrógeno, diseñado por el ingeniero argentino Enzo Bauk, donde la mayor complejidad es precisamente el tanque de hidrógeno, un pequeño zeppelín de acero reforzado con fibra de carbono.

 

 

La e-Bio Fuel-Cell, en cambio, funciona con etanol. Este combustible se almacena a presión atmosférica en cualquier tanque, tanto en la estación de servicio como en el vehículo. El sistema agrega un paso crítico: el “reforming” del etanol, para que libere el hidrógeno. Hay emisión de CO2, pero el resultado final es neutro porque este CO2 es captado por la fotosíntesis de las plantas que dan origen al alcohol. “El etanol proviene de la caña de azúcar y el maíz, y está ampliamente disponible en Norte y Sudamérica y Asia”, dijo la multinacional japonesa en el parte de prensa. Y agrega que el nuevo vehículo “ofrece transporte eco-friendly y crea oportunidades para la producción de energía regional, sin modificación de la infraestructura existente”.

 

    

 

Tiene también ventajas sobre otros modelos eléctricos, como los fabulosos Tesla. Estos se basan en baterías que alimentan motores, y su autonomía alcanza a los 400 km. La recarga rápida lleva media hora. En cambio, el Nissan podrá andar más de 600 km, y llenar el tanque lleva tres minutos. La empresa anunció que el lanzamiento comercial será en 2020, cuando Tokyo hospedará los Juegos Olímpicos y Paraolímpicos.

 

  

 

Para el agro argentino, este anuncio tiene un significado fenomenal. Y también para quien escribe esta columna. Hace once años dábamos cuenta de que esta tecnología estaba en el pipeline del Laboratorio de Procesos Catalíticos de la Facultad de Ingeniería UBA. No faltará el que nos endilgue el mote de “patrulla perdida”. Le respondo ya: el que avisa no traiciona. http://edant.clarin.com/suplementos/rural/2005/04/09/r-00301.htm En 2005 no existía la ley de corte obligatorio. La impulsamos, casi solitos, desde estas páginas. Hoy toda la nafta tiene 12% de etanol. Todo el gasoil tiene 10% de biodiesel. Ahora vamos a más, y el impulso del e-Bio Fuel-Cell convoca a actuar ya.

 

   

 

Reiniciamos la Segunda Revolución de las Pampas, donde el protagonista excluyente será el maíz. Habrá una rápida recuperación del tiempo perdido. En los EEUU el ritmo de mejora genética en la última década ha sido de 2,5% anual. Capturaremos esta brecha. Necesitaremos, más pronto que tarde, nuevos mercados. Hasta la semana pasada, no los veíamos tan cerca. Esta semana, el horizonte aparece más limpio. En todo sentido