"Ideas pa´la papelera de reciclaje" editorial de Héctor Huergo en Clarín Rural del 4 octubre2014

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Los últimos acontecimientos encienden una luz de alarma en toda la cadena agroindustrial. Si la mano viene complicada afuera, a partir de la abrupta caída de los precios de los granos y derivados, imaginemos lo que ocurre en estas pampas.

Un reconocido analista de Chicago se mandó dos al hilo. La semana pasada se preguntaba si podía ser que los futuros del maíz llegaran a valer cero, como ocurrió con la papa hace varias décadas. La consecuencia fue que el tubérculo dejó de cotizar definitivamente. Un absurdo, aunque pasa frecuentemente con muchas hortalizas y frutales. Pero no es el caso del maíz.

El segundo “moco” fue esta semana, cuando en otro análisis dijo que la salida para el exceso de granos es dedicar parte de la tierra al cultivo de “marijuana” (Cannabis), con el argumento de que fumar porros ya no es tan mal visto. El muchacho no tiene mucha idea de las proporciones: en el Midwest se plantan 40 millones de hectáreas de maíz y otras tantas de soja. Como esta propuesta no va a andar, los farmers ya están moviendo a sus legisladores para que desempolven los subsidios y medidas de apoyo. Y por casa, ¿cómo andamos?

En las antípodas. La presidenta sigue despachando con rigurosa enjundia sus diatribas contra los chacareros, enrostrándoles su condición de especuladores anti patria porque demoran la venta de la soja. Tuvo el tupé de burlarse de las graves pérdidas sufridas como consecuencia de esta “especulación”, ya que la caída de los precios internacionales los sorprendió sentados sobre sus bolsones.

En realidad, hasta hace un mes las ventas marchaban más o menos con el mismo ritmo del año pasado. A medida que la situación económica se va haciendo más inestable, la tendencia a la retención se agudiza. Es una actitud natural ya que la soja es del que la produce. El gobierno, hasta ahora, se hacía de uno de cada tres camiones cuando el chacarero se lo ponía en el puerto, con el flete pago para más bronca. Pero ahora se queja de que no solo no le entrega el diezmo, sino toda la producción. Así, probaron con la ley de abastecimiento, un intento de contar con una base jurídica para ir por los granos.

Si todo se resume en conseguir divisas, hay un par de medidas muy sencillas.

La primera es liberar la exportación del excedente de trigo del año pasado (1,5 millones de toneladas como mínimo) y abrir ROEs para le próxima campaña. Idem con el maíz, donde los ROEs se otorgan con cuentagotas y aún no se abrieron los del 2015, acentuando el desinterés por este cultivo en plena época de siembra.

La segunda es más jugada, pero contundente. Consiste simplemente en enviar una ley al congreso para que se suspendan por un mes las retenciones de la soja (35%). El gobierno tiene mayoría automática para hacer esto. Claro, es un “deal” entre el sacrificio fiscal y la necesidad de divisas. Pero está claro que si quiere una cosa, tendrá que sacrificar la otra. O tener paciencia y esperar que los productores vayan vendiendo en la medida de sus necesidades, que no son muy grandes con el bajón de inversiones en equipamiento y el ajuste de cinturón de un campo hipertrofiado de prudencia.

La realidad es muy compleja. La soja, con esta caída del 35% en los precios, ya no puede pagar derechos de exportación de ese mismo nivel. Hace seis meses el Pro, sin duda el partido político más próximo intelectualmente al agro, anticipó que si es gobierno eliminará de una todas las retenciones, salvo las del complejo sojero. Proponía reducirlas un 5% por año para llegar a cero en siete ciclos. Hoy esa idea es obsoleta. Hay que pensar otra cosa.

Entonces, suspenderlas por un mes sería el preludio de una cancelación definitiva. No aliento la menor expectativa de que algún iluminado K tome la idea (una más), pero no por ello iba a dejar de formularla. “¿Está seguro de que desea eliminarla?” Delete.